- Sobre héroes y tumbas – Ernesto Sábato
- Reo de nocturnidad – Alfredo Bryce Echenique
- Rayuela - Julio Cortázar
- Por quién doblan las campanas – Ernest Hemingway
- Pantaleón y las visitadoras – Mario Vargas Llosa
- Memorias de Adriano – Marguerite Yourcenar
- Melodrama – Jorge Franco
- Los pasos perdidos – Alejo Carpentier
- Los impostores – Santiago Gamboa
- Lolita - Vladimir Nabokov
- La inmortalidad - Milán Kundera
- La náusea - Jean Paul Sartre.
- La multitud errante – Laura Restrepo
- La mujer rota – Simone de Beauvoir
- La línea de sombra – Joseph Conrad
- La insoportable levedad del ser - Milan Kundera.
- La familia de Pascual Duarte – Camilo José Cela
- La Caverna – José Saramago
- La casa de las bellas durmientes – Yasunari Kawabata
- Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón – Alba Lucía Ángel
- Ensayo sobre la ceguera – José Saramago
- En diciembre llegaban las brisas – Marvel Moreno
- El elogio de la madrastra - Mario Vargas Llosa
- El túnel – Ernesto Sábato
- El tambor de hojalata – Günter Grass
- El sueño del celta – Mario Vargas Llosa
- El siglo de las luces – Alejo Carpentier
- El reino de este mundo - Alejo Carpentier
- El proceso – Franz Kafka
- El otoño del patriarca – Gabriel García Márquez
- El lobo estepario - Herman Hesse
- El evangelio según Jesucristo - José Saramago.
- El espejismo – Naguib Mahfuz
- El elogio de la madrastra - Mario Vargas Llosa
- El camino de El Dorado – Arturo Uslar Pietri
- El barón rampante – Italo Calvino
- El amante - Marguerite Duras.
- El acoso – Alejo Carpentier
- El corazón de las tinieblas - Joseph Conrad
- Cuatro años a bordo de mí mismo – Eduardo Zalamea Borda
- Confesiones de una máscara - Yukio Mishima.
- Cien años de soledad – Gabriel García Márquez
- Caín – José Saramagp
- Barrabás - Par Lagerkvist
- Angosta – Héctor Abad Faciolince
- A sangre fría – Truman Capote
- 451 grados Fahrenheit – Ray Bradbury
- 1984 - George Orwell
domingo, 8 de septiembre de 2013
NOVELAS DEL SIGLO XX Y XXI
miércoles, 28 de agosto de 2013
Los Conectores
Los
conectores son elementos que se emplean para cohesionar un texto o discurso. Expresan diferentes tipos de relaciones, por lo cual es necesario clasificarlos según este mismo criterio.
a. Relaciones de causa – efecto (relaciones
lógicas)
porque,
por lo tanto, puesto que, por eso, por esta razón, en consecuencia, por consiguiente,
de ahí que, de modo que, en tanto que, en cuanto, siendo esto así, por lo mismo
que, por ende…
Mario
compró un carro lujosísimo por lo tanto
se quedó sin un centavo. Efecto
El niño
llora inconsolablemente porque su
madre no le ha dado su alimento. Causa
b.
Relaciones de temporalidad o de orden
(relaciones cronológicas)
antes,
después, enseguida, en adelante, simultáneamente, entre tanto, anteriormente, posteriormente,
seguidamente, luego, primeramente, en primer lugar, en segundo lugar, por
último…
Sara y
Ana salieron por los refrigerios, entre
tanto, sigamos con el análisis
c.
Relaciones de Contraste (o adversativas):
se expresan por medio de las conjunciones adversativas, usadas para confrontar
dos ideas, o para oponer dos aspectos de un mismo asunto.
Los conectores son: pero, empero
(acaismo), no obstante, a pesar de, sin embargo, por el contrario, aunque, inversamente,
no sólo, sino, con todo, más bien, fuera de, excepto, salvo, menos, antes bien,
más que, al revés, al menos, ahora bien, en vez de…
Yo traje
los ejercicios, aunque no comprendí
el procedimiento
Nada es más repugnante que la violencia. Excepto ver la comida en tu boca
mientras hablas.
…todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.
Ahora
bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.
(Pablo Neruda)
d.
Relaciones de Adición: expresan la unión
de un elemento con otro, al que se suma o agrega.
Los conectores aditivos son: y, también, más,
además, aún más…
Hoy hicimos la prueba bimestral y vemos el tema de
los conectores
e.
Relaciones de Ampliación: cuando
queremos enfatizar en lo dicho, o escrito, y buscamos otras formas para complementar
nuestro mensaje.
Los conectores son: por ejemplo, en otras palabras,
es decir, o sea, así, dicho de otro modo, dicho en otras palabras, mejor dicho,
por decir algo, lo que es igual a, o es lo mismo, tanto que…
Se
denomina oración compuesta a una oración que tiene más de un verbo. Dicho de otro modo, a una
calidad sintáctica formada por dos o más oraciones simples que se han combinado
entre sí mediante diversos nexos
f.
Relaciones de comparación o igualdad de
apreciación: conectores empleados para establecer conexiones entre dos o más
ideas expresadas en un enunciado, es decir, relaciones de semejanza, homología
o comparación.
Son: del mismo modo, así mismo, igualmente, de la
misma manera, de igual modo, de igual forma, como, tanto como…
Hablaron sobre el torneo de interclases; del mismo modo, trataron el tema del
desfile de comparsas.
g.
Relaciones de énfasis: cuando queremos
acentuar lo enunciado de manera oral o escrita, usamos estos conectores:
sobre todo, ciertamente, evidentemente, lo que es
más, como si fuera poco, lo que es peor, repitiendo lo dicho, retomando lo
anterior, dicho de otro modo, de hecho…
En la balanza pesó mucho más la familia, los amigos
y, sobre todo, la posibilidad de
volver a este grupo de amigos.
h.
Conectores que expresan cambio de
perspectiva
por otra parte, en otro sentido, por otro lado, por
el contrario, en contraste con, bajo otro punto de vista, desde otra
perspectiva, desde otro ángulo, si bien es cierto…
Debo admitir que en este país la comida es
excelente. Por otra parte, siempre
consigo más personas amables.
i.
Conectores que expresan resumen o
finalización
finalmente, en suma, en conclusión, para terminar,
para concluir, por último, en fin…
Para terminar, es necesario decir que nada en la vida es fácil. Todo hay que
conseguirlo con esfuerzo.
ACTIVIDAD
v Clasifique los conectores de cada uno de los
siguientes textos, según las relaciones que establecen.
·
Le molesta
esta conversación; no le gusta tratar de ciertos temas. Ha obrado con arreglo a
su conciencia, pero sabe que hay algo en el mundo que no funciona bien, y a
veces, la conciencia misma le vacila.
·
Cree que debe
perseguirse implacablemente al atracador, pero tampoco le disgustaría, ya que
la ocasión parece propicia, que se investigue de dónde ha salido la rápida
fortuna del dueño de la industria. No le conoce personalmente, pero está
enterado, por rumores que circulaban en el barrio, de que antes de la guerra
era un pelagatos y ahora es millonario. Si el Gobernador o alguien le llama
para facilitarle por su gesto y el de su hijo, tal vez se atreva a
insinuárselo; aunque sabe que no le harán caso. Los otros, p. 158
·
El contable y
él tienen que preparar los semanales y hoy es, además, último día de mes, así
que también se pagarán los sueldos a los empleados. Los otros, p. 21
·
Tal vez por
eso la espera sea más angustiosa. Y sobre todo, este no comparecer del cobrador
a la hora que podría calificarse de convenida. Por otro lado, mientras se
espera, se está intranquilo y todo lo que se piensa se tiñe de un exaltado
pesimismo. Los otros, p. 84
·
Todavía salió
un hombre más al que tuvo que obligar a arrimarse contra la pared porque todos,
todos, querían cerrarle el paso, y detenerle, y matarle. Aún está vivo. Los
otros, p. 179.
·
En su pueblo
su padre y él eran jornaleros y vivían muy pobremente, pues apenas hallaban
trabajo la mitad de los días del año. Pero ahora, a través de los años, a
través del descontento en que vive en esa ciudad despiadada y extraña, su
pueblo ha sido idealizándose hasta convertirse en una especie de “tierra de
promisión”. Los otros, p. 59
·
Como la ve
parada a la puerta, frente a él, la mira, pero tarda un momento en reconocerla.
Los otros, p. 193
·
Admira la
rapidez con que cuenta el cajero. Su maestro le repetía que un cajero de Banco
no se equivoca nunca. Su maestro le enseñó muchas cosas que no le han servido
de nada, y en cambio dejó de darle lecciones que le hubiesen sido útiles. Los
otros, p. 97
·
Con Mateo
están los del Juzgado; ella sabe que Mateo no puede apenas hablar, y sin
embrago le estarán martirizando al preguntarle, sin que sirva para nada tanto
llenar papeles. Más valdría que viniese el médico y le extrajera la bala esa
peligrosa. En cambio el médico no viene, y aquí se diría que a nadie le importa
que el proyectil le mate o no le mate. Los otros, p. 169
·
Cuando llegan
a la calle por la que cruza el tranvía, vuelve a abrocharse el cuello. Está
sofocado. Pasan a la acera de enfrente porque los plátanos, a pesar de que las
hojas amarillean, dan un poco de sombra. Los otros, p. 62
·
Además, en mi
pueblo cada familia, pobre o rica, tiene su casa. Y es muy raro que vivan dos
familias juntas. En cambio aquí, ¿te has fijado?, nadie vive solo en un piso.
Todos tienen realquilados. Los otros, p. 63
·
Aunque él no
la conozca, no importa. Los otros, p. 172
·
Aunque pocos,
tiene amigos capaces de arriesgarse por él. Los otros, p. 173
·
Pero su padre
(José Mateo) es así, y, seguramente, si le ofrecen una cantidad, la rechazará.
Su padre es orgulloso y raro; por eso le van mal las cosas. Los otros, p. 157
·
Si le subieran
el sueldo se mudaría a una pensión mejor o se casaría con Nuria, cuyas piernas
le vienen obsesionando desde hace años. Los otros, p. 25
lunes, 8 de abril de 2013
Poesía del Siglo de Oro Español
POESÍA MÍSTICA
Poemas de San Juan de la Cruz
CANCIONES DEL ALMA... [ II ]
¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
pues ya no eres esquiva,
acaba ya si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.
¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!,
matando muerte en vida la has trocado.
¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido
que estaba oscuro y ciego
con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!
¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno
cuán delicadamente me enamoras!
GLOSA
Sin arrimo y con arrimo,
sin luz y a oscuras viviendo
todo me voy consumiendo.
Mi alma está desasida
de toda cosa criada
y sobre sí levantada
y en una sabrosa vida
sólo en su Dios arrimada.
Por eso ya se dirá
la cosa que más estimo
que mi alma se ve ya
sin arrimo y con arrimo.
Y aunque tinieblas padezco
en esta vida mortal
no es tan crecido mi mal
porque si de luz carezco
tengo vida celestial
porque el amor da tal vida
cuando más ciego va siendo
que tiene al ama rendida
sin luz y a oscuras viviendo.
Hace tal obra el amor
después que le conocí
que si hay bien o mal en mí
todo lo hace de un sabor
y al alma transforma en sí
y así en su llama sabrosa
la cual en mí estoy sintiendo
apriesa sin quedar cosa,
todo me voy consumiendo.
Sin arrimo y con arrimo,
sin luz y a oscuras viviendo
todo me voy consumiendo.
Mi alma está desasida
de toda cosa criada
y sobre sí levantada
y en una sabrosa vida
sólo en su Dios arrimada.
Por eso ya se dirá
la cosa que más estimo
que mi alma se ve ya
sin arrimo y con arrimo.
Y aunque tinieblas padezco
en esta vida mortal
no es tan crecido mi mal
porque si de luz carezco
tengo vida celestial
porque el amor da tal vida
cuando más ciego va siendo
que tiene al ama rendida
sin luz y a oscuras viviendo.
Hace tal obra el amor
después que le conocí
que si hay bien o mal en mí
todo lo hace de un sabor
y al alma transforma en sí
y así en su llama sabrosa
la cual en mí estoy sintiendo
apriesa sin quedar cosa,
todo me voy consumiendo.
EL PASTORCICO
Un pastorcico solo está penando
Ajeno de placer y de contento
Y en su pastora puesto el pensamiento
Y el pecho del amor muy lastimado.
No llora por haberle amor llagado
Que no le pena verse así afligido
Aunque en el corazón está herido
Mas llora por pensar que está olvidado.
Que sólo de pensar que está olvidado
De su bella pastora con gran pena
Se deja maltratar en tierra ajena
El pecho del amor muy lastimado.
Y dice el pastorcico: "¡Ay desdichado
De aquel que de mi amor ha hecho ausencia
Y no quiere gozar la mi presencia
Y el pecho por su amor muy lastimado!"
Y al cabo de un gran rato se ha encumbrado
Sobre un árbol do abrió sus brazos bellos
Y muerto se ha quedado asido de ellos
Del pecho del amor muy lastimado.
POEMAS DE SANTA TERESA DE JESÚS
VUESTRA SOY, PARA VOS NACÍ
Vuestra soy, para Vos nací,
¿qué mandáis hacer de mí?
Soberana Majestad,
eterna sabiduría,
bondad buena al alma mía;
Dios alteza, un ser, bondad,
la gran vileza mirad
que hoy os canta amor así:
¿qué mandáis hacer de mí?
Vuestra soy, pues me criastes,
vuestra, pues me redimistes,
vuestra, pues que me sufristes,
vuestra pues que me llamastes,
vuestra porque me esperastes,
vuestra, pues no me perdí:
¿qué mandáis hacer de mí?
¿Qué mandáis, pues, buen Señor,
que haga tan vil criado?
¿Cuál oficio le habéis dado
a este esclavo pecador?
Veisme aquí, mi dulce Amor,
amor dulce, veisme aquí:
¿qué mandáis hacer de mí?
Veis aquí mi corazón,
yo le pongo en vuestra palma,
mi cuerpo, mi vida y alma,
mis entrañas y afición;
dulce Esposo y redención,
pues por vuestra me ofrecí:
¿qué mandáis hacer de mí?
Dadme muerte, dadme vida:
dad salud o enfermedad,
honra o deshonra me dad,
dadme guerra o paz crecida,
flaqueza o fuerza cumplida,
que a todo digo que sí:
¿qué mandáis hacer de mí?
Dadme riqueza o pobreza,
dad consuelo o desconsuelo,
dadme alegría o tristeza,
dadme infierno o dadme cielo,
vida dulce, sol sin velo,
pues del todo me rendí:
¿qué mandáis hacer de mí?
Si queréis, dadme oración,
si no, dadme sequedad,
si abundancia y devoción,
y si no esterilidad.
Soberana Majestad,
sólo hallo paz aquí:
¿qué mandáis hacer de mi?
Dadme, pues, sabiduría,
o por amor, ignorancia;
dadme años de abundancia,
o de hambre y carestía;
dad tiniebla o claro día,
revolvedme aquí o allí:
¿qué mandáis hacer de mí?
Si queréis que esté holgando,
quiero por amor holgar.
Si me mandáis trabajar,
morir quiero trabajando.
Decid, ¿dónde, cómo y cuándo?
Decid, dulce Amor, decid:
¿qué mandáis hacer de mí?
Dadme Calvario o Tabor,
desierto o tierra abundosa;
sea Job en el dolor,
o Juan que al pecho reposa;
sea viña fructuosa
o estéril, si cumple así:
¿qué mandáis hacer de mí?
Sea José puesto en cadenas,
o de Egipto adelantado,
o David sufriendo penas,
o ya David encumbrado;
sea Jonás anegado,
o libertado de allí:
¿qué mandáis hacer de mí?
Esté callando o hablando,
haga fruto o no le haga,
muéstreme la ley mi llaga,
goce de Evangelio blando;
esté penando o gozando,
sólo vos en mí vivid:
¿qué mandáis hacer de mí?
Vuestra soy, para vos nací,
¿qué mandáis hacer de mí?
SOBRE AQUELLAS PALABRAS
"DILECTUS MEUS MIHI"
Ya toda me entregué y di,
y de tal suerte he trocado,
que es mi Amado para mí,
y yo soy para mi Amado.
Cuando el dulce Cazador
me tiró y dejó rendida,
en los brazos del amor
mi alma quedó caída,
y cobrando nueva vida
de tal manera he trocado,
que es mi Amado para mí,
y yo soy para mi Amado.
Hirióme con una flecha
enherbolada de amor,
y mi alma quedó hecha
una con su Criador;
ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios me he entregado,
y mi Amado es para mí,
y yo soy para mi amado.
"DILECTUS MEUS MIHI"
Ya toda me entregué y di,
y de tal suerte he trocado,
que es mi Amado para mí,
y yo soy para mi Amado.
Cuando el dulce Cazador
me tiró y dejó rendida,
en los brazos del amor
mi alma quedó caída,
y cobrando nueva vida
de tal manera he trocado,
que es mi Amado para mí,
y yo soy para mi Amado.
Hirióme con una flecha
enherbolada de amor,
y mi alma quedó hecha
una con su Criador;
ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios me he entregado,
y mi Amado es para mí,
y yo soy para mi amado.
COLOQUIO AMOROSO
Si el amor que me tenéis,
Dios mío, es como el que os tengo,
Decidme: ¿en qué me detengo?
O Vos, ¿en qué os detenéis?
- Alma, ¿qué quieres de mí?
? Dios mío, no más que verte.
? Y ¿qué temes más de ti?
? Lo que más temo es perderte.
Un alma en Dios escondida
¿qué tiene que desear,
sino amar y más amar,
y en amor toda escondida
tornarte de nuevo a amar?
Un amor que ocupe os pido,
Dios mío, mi alma os tenga,
para hacer un dulce nido
adonde más la convenga.
Si el amor que me tenéis,
Dios mío, es como el que os tengo,
Decidme: ¿en qué me detengo?
O Vos, ¿en qué os detenéis?
- Alma, ¿qué quieres de mí?
? Dios mío, no más que verte.
? Y ¿qué temes más de ti?
? Lo que más temo es perderte.
Un alma en Dios escondida
¿qué tiene que desear,
sino amar y más amar,
y en amor toda escondida
tornarte de nuevo a amar?
Un amor que ocupe os pido,
Dios mío, mi alma os tenga,
para hacer un dulce nido
adonde más la convenga.
¡OH
HERMOSURA QUE EXCEDÉIS!
¡Oh hermosura que excedéis
a todas las hermosuras!
Sin herir dolor hacéis,
y sin dolor deshacéis,
el amor de las criaturas.
Oh ñudo que así juntáis
dos cosas tan desiguales,
no sé por qué os desatáis,
pues atado fuerza dais
a tener por bien los males.
Juntáis quien no tiene ser
con el Ser que no se acaba;
sin acabar acabáis,
sin tener que amar amáis,
engrandecéis nuestra nada.
¡Oh hermosura que excedéis
a todas las hermosuras!
Sin herir dolor hacéis,
y sin dolor deshacéis,
el amor de las criaturas.
Oh ñudo que así juntáis
dos cosas tan desiguales,
no sé por qué os desatáis,
pues atado fuerza dais
a tener por bien los males.
Juntáis quien no tiene ser
con el Ser que no se acaba;
sin acabar acabáis,
sin tener que amar amáis,
engrandecéis nuestra nada.
DE GARCILASO DE LA VEGA
SONETO V
Escrito está en mi alma vuestro
gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo
en esto.
En esto estoy y estaré siempre
puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en
vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo
creo,
tomando ya la fe por presupuesto.
Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma mismo os quiero.
Cuando tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos
muero.
DE LAS ÉGLOGAS
ÉGLOGA I
Salicio:
¡Oh más dura que mármol a mis quejas,
y al
encendido fuego en que me quemo
más helada
que nieve, Galatea!,
estoy
muriendo, y aún la vida temo;
témola con
razón, pues tú me dejas,
que no
hay, sin ti, el vivir para qué sea.
Vergüenza
he que me vea
ninguno en
tal estado,
de ti
desamparado,
y de mí
mismo yo me corro agora.
¿De un
alma te desdeñas ser señora,
donde
siempre moraste, no pudiendo
de ella
salir un hora?
Salid sin
duelo, lágrimas, corriendo.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
¿Y tú, de esta mi vida ya olvidada,
sin
mostrar un pequeño sentimiento
de que por
ti Salicio triste muera,
dejas
llevar (¡desconocida!) al viento
el amor y
la fe que ser guardada
eternamente
sólo a mí debiera?
¡Oh Dios!,
¿por qué siquiera,
(pues ves
desde tu altura
esta falsa
perjura
causar la
muerte de un estrecho amigo)
no recibe
del cielo algún castigo?
Si en pago
del amor yo estoy muriendo,
¿qué hará
el enemigo?
Salid sin
duelo, lágrimas, corriendo.
LOPE DE VEGA
UN SONETO ME MANDA HACER VIOLANTE
Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tal aprieto;
catorce versos dicen que es soneto:
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo, y aún sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.
que en mi vida me he visto en tal aprieto;
catorce versos dicen que es soneto:
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo, y aún sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.
YA NO QUIERO MÁS BIEN QUE SÓLO AMAROS
Ya no quiero más bien que sólo amaros
ni más vida, Lucinda, que ofreceros
la que me dais, cuando merezco veros,
ni ver más luz que vuestros ojos claros.
Para vivir me basta desearos,
para ser venturoso conoceros,
para admirar el mundo engrandeceros
y para ser Eróstrato abrasaros.
La pluma y lengua respondiendo a coros
quieren al cielo espléndido subiros
donde están los espíritus más puros.
Que entre tales riquezas y tesoros
mis lágrimas, mis versos, mis suspiros
de olvido y tiempo vivirán seguros.
CRISTÓBAL DE CASTILLEJO
A UN HERMAFRODITO
Cuando mi madre cuitada
En el vientre me traía,
Viéndose grave, pesada,
Diz que a los dioses, penada,
Consultó qué pariría.
Febo dixo: "Varón es."
Marte hembra, y neutro Juno.
Yo, nasciendo, era después
Hermafrodito, y de tres,
Dixo verdad cada uno.
Preguntando el fin que habría
Tras esto, dixo la Diosa
Que con armas moriría.
Marte dixo que sería
Muerto de cruz espantosa.
Febo dixo: "En agua espera
Acabar su triste vida".
La suerte, en fin, de cualquiera
Dellos en mí fué cumplida,
Y por mi mal valedera.
En un árbol que hacía
Sombra al agua me subió
La triste ventura mía,
Do la espada que ceñía
Abaxo se me cayó;
Y yo, acaso desdichado,
También allí desbarré;
Y cayendo así turbado,
Sobre ella quedé colgado
De las ramas por el pie.
La cabeza encontinente
Fué en el agua çapuzada,
Y el cuerpo quedó pendiente,
Quedando yo juntamente
Mal herido de mi espada.
Y desta suerte pendiendo,
Perdí la vida y la luz,
Y al fin acabé sufriendo.
Hembra, macho y neutro siendo,
Muerte de agua, hierro y cruz.
Cuando mi madre cuitada
En el vientre me traía,
Viéndose grave, pesada,
Diz que a los dioses, penada,
Consultó qué pariría.
Febo dixo: "Varón es."
Marte hembra, y neutro Juno.
Yo, nasciendo, era después
Hermafrodito, y de tres,
Dixo verdad cada uno.
Preguntando el fin que habría
Tras esto, dixo la Diosa
Que con armas moriría.
Marte dixo que sería
Muerto de cruz espantosa.
Febo dixo: "En agua espera
Acabar su triste vida".
La suerte, en fin, de cualquiera
Dellos en mí fué cumplida,
Y por mi mal valedera.
En un árbol que hacía
Sombra al agua me subió
La triste ventura mía,
Do la espada que ceñía
Abaxo se me cayó;
Y yo, acaso desdichado,
También allí desbarré;
Y cayendo así turbado,
Sobre ella quedé colgado
De las ramas por el pie.
La cabeza encontinente
Fué en el agua çapuzada,
Y el cuerpo quedó pendiente,
Quedando yo juntamente
Mal herido de mi espada.
Y desta suerte pendiendo,
Perdí la vida y la luz,
Y al fin acabé sufriendo.
Hembra, macho y neutro siendo,
Muerte de agua, hierro y cruz.
JUAN BOSCÁN
CANCIONES
4
Es tal y tan verdadera
mi pena por conoceros
que, si tanto no os quisiera,
yo quisiera no quereros.
Que nuevo caso d'amor
ordenáis que'n mí comience:
combatirme el desamor,
adonde el amor me vence.
No es mucho, pues tan entera
es mi pena en conoceros,
que, si tanto no os quisiera,
yo quisiera no quereros.
6
Mi mal está en crecimiento:
comiença, y es tan estremo,
que no siento lo que siento
de temor de lo que temo.
No hize lo que convino;
ya no sé lo que conviene.
Témome del mal que viene,
no pensando en el que vino.
En su primer movimiento
es mi mal, y es tran estremo,
que no siento lo que siento
de temor de lo que temo.
Mi mal está en crecimiento:
comiença, y es tan estremo,
que no siento lo que siento
de temor de lo que temo.
No hize lo que convino;
ya no sé lo que conviene.
Témome del mal que viene,
no pensando en el que vino.
En su primer movimiento
es mi mal, y es tran estremo,
que no siento lo que siento
de temor de lo que temo.
domingo, 17 de febrero de 2013
Breve Historia de la Lengua Castellana
Muchos
siglos antes de nuestra era, la Península Ibérica había sido habitada por
diversos grupos humanos: iberos, celtas, vascos, tartesios, fenicios, griegos.
En el siglo III a. C., España es invadida por los romanos quienes llevaron
consigo la lengua latina, que se mezcló a las habladas por iberos,
celtas, fenicios y griegos, quedando las antiguas vencidas y olvidadas ante el
impulso avasallador de la nueva.
Más de seis siglos duró la dominación romana, y en ellos nos fueron
transmitidas las dos formas que del
latín existían: la noble o culta (la literaria, la escrita) y la vulgar, la
común (la hablada). Este latín vulgar fue el que influyó en la formación de
nuestra lengua y de las demás llamadas romances: portugués, catalán,
francés, italiano, rumano… Hacia el siglo V, casi toda la gente utilizaba esta
forma “vulgar” del latín, y como poco a poco el Imperio Romano se iba
debilitando, las nuevas formas lingüísticas se colaron también en los textos
escritos.
En el siglo V d. C. se producen, de manera lenta y eficaz, las
invasiones bárbaras. Eran pueblos germánicos llegados del norte de
Europa. Incursionaron por todos los territorios sometidos al impero romano y
los dominaron. Constituían el grupo de bárbaros: suevos, vándalos y alanos,
primero, y posteriormente, los visigodos procedentes de las costas bálticas.
Como los germanos estuvieron en contacto con los romanos durante varios siglos,
no solo utilizaron vocablos latinos, sino que a su vez le dieron algunos al
latín, y por otra parte, al ser derrotados los romanos, nuestra lengua se
desarrolló más rápidamente. Ahora reunía estructuras latinas con palabras
celtas (garza, gancho), griegas (música, matemática), visigodas (ropa, espía)…
En el siglo VIII (año 711) comienza la dominación árabe que duró
alrededor de ocho siglos (año 1492), período lo suficientemente largo como para
que la lengua de ese pueblo dejara una honda huella en el nuevo idioma que se
estaba gestando. Los árabes le donaron vocablos como algodón, azúcar, almohada
y muchos más.
En una región de España, en Castilla, surgió el dialecto “castellano”,
que luego se difundió por toda la Península
Ibérica , y en el siglo XV pasó a ser la lengua oficial del
país.
Entre los siglos X y XII aparecieron los primeros poemas
en castellano. El más antiguo que se conserva completo es el célebre “Cantar
del Mío Cid”, que no podríamos entender hoy sin una traducción. Por ejemplo, un
verso como “Sospiró mío cid, ca mucho avié grandes cuidados”, se traduce como
“Suspiró el Cid al recordar sus penas”.
jueves, 17 de enero de 2013
POETAS ESPAÑOLES
- Antonio Machado
- Dámaso Alonso
- Federico García Lorca (seleccionado)
- Francisco de Quevedo (seleccionado)
- Francisco Villaespesa
- Gabriel Celaya
- Garcilaso de la Vega
- Gloria Fuertes
- Gustavo Adolfo Bécquer
- José Agustín Goytisolo
- Juan de Timoneda
- Juan del Encina
- Juan Ramón Jiménez
- León Felipe
- Lope de Vega
- Luis Cernuda
- Luis de Góngora y Argote
- Luis Rosales
- Miguel Hernández
- Ramón María del Valle Inclán
- Rafael Alberti
- Rafael de León
- Ramón de Campoamor
- Rosalía de Castro
- Salvador Rueda
- San Juan de la Cruz
- Santa Teresa de Jesús (seleccionada)
- Vicente Aleixandre
- Vicente Espinel
- Leopoldo Panero
- Juan Panero
- Luis Felipe Vivanco
- José Antonio Muñoz Rojas
- Rafael Duyos
- Arturo Serrano Plaja
- Blas de Otero
- Juan Gil-Albert
- Nicolás del Hierro
- Manuel Altolaguirre
- Jorge Guillén
- Pedro Salinas
Suscribirse a:
Entradas (Atom)